Wilfredo Lazo se jubila; pero, deja su huella en la universidad, en los edificios que ayudó a construir y en cada uno de los proyectos en los que puso entero su compromiso y dedicación.
Por Betsy Salazar Guerrero. 05 marzo, 2024.Wilfredo Orlando Lazo Carmen ingresó a trabajar a la Universidad de Piura en 1984 en el Laboratorio de Ensayo de Materiales de Construcción de la Facultad de Ingeniería; sin embargo, cuatro años antes ya había tenido contacto con la universidad, cuando como asistente de construcción participó en la construcción del Edificio 80, de la Ermita y de la Biblioteca de Campus Piura.
“La primera vez que estuve aquí, en la UDEP, mis ojos no alcanzaban a ver dónde acababa el terreno. Parecía un mar de arena y estaba realmente sorprendido. Desde ese entonces, yo quería quedarme; vi que se venía algo grande; y, lo viví. Haber sido parte de eso me hace inmensamente feliz”, dice Wilfredo al recordar sus inicios en la universidad.
Han pasado 40 años, desde que la Facultad de Ingeniería le abrió las puertas, ofreciéndole la oportunidad de aprender y capacitarse constantemente. Incluso, comenzó la carrera técnica de mecánica de suelos, viajó a distintas ciudades del Perú para capacitarse, y apoyó en diversos proyectos, como en la reconstrucción de Piura durante las lluvias del 83 y del 98, cuando colaboró en la investigación de campos y puentes, con estudios de suelos.
“Mi historia en la facultad está escrita por haber participado en la construcción de la Universidad de Piura y en el desarrollo de Piura”, indica.
Además, Wilfredo también ha dejado una huella en la formación de los futuros ingenieros, a quienes les ha brindado cursos prácticos, les ha impartido sus conocimientos y experiencia, adquiridos durante estos años.
Johnny Ochoa, su actual jefe, refiere que Wilfredo tiene un compromiso inquebrantable y gran dedicación en la realización de ensayos de suelos, tanto en el Laboratorio de Ensayos y Materiales de Construcción de la UDEP, como en el campo. “Su experiencia y habilidades técnicas son admiradas por los colegas, lo cual contribuye significativamente al control de calidad en el ámbito de la construcción del norte del país”, afirma.
Asimismo, Germán Gallardo, amigo y compañero de Wilfredo, acotó: “Quizá Wilfredo Lazo sea el técnico de campo y laboratorio de suelos más competente del norte peruano. A veces con sólo tocar el material puede distinguirlo y clasificarlo, habilidad que se logra después de muchos años de práctica profesional intensa. Es servicial, siempre colabora con buen ánimo y una dosis de humor que lo caracteriza; es un gran asesor del comportamiento del suelo en los cientos de estudios que hemos realizado para muchas empresas. Su participación y buen criterio ha sido determinante en la calidad de todos nuestros ensayos in situ, así como en aquellos de campo”.
El ambiente laboral
Wilfredo valora el compañerismo que ha encontrado en su ambiente de trabajo. “Todos siempre nos ayudamos en la parte profesional y personal, ya que, como trabajadores de esta universidad debemos dejar el nombre de la institución en alto”, expresa. “Uno siente una armonía aquí, inclusive tenemos una capilla para nosotros, para que también podamos estar en sintonía con Dios en nuestro trabajo”.
Su amigo y compañero, Estiwar Campos, destaca el sentido del humor y lo buen amigo que es Wilfredo. “Siempre te enseña y apoya cuando desconoces algún tema. Es un hombre con mucha experiencia y conocimiento; pero, especialmente es un buen amigo y tiene un gran trato con los demás”, señala.
“Lazo ha demostrado ser una persona amable, colaboradora y respetuosa. Siempre ha creado un ambiente positivo en el equipo. Su jubilación marca el final de una era, y le deseamos todo lo mejor en esta nueva etapa de su vida”, agrega Ochoa.
¡Gracias, UDEP!
“Estoy muy agradecido con la Universidad de Piura porque me ha permitido crecer profesionalmente; y, además, educar a mis cinco hijos, dos de ellos pudieron estudiar Ingeniería Civil en esta casa de estudios”, sostiene. Asimismo, agradece a San Josemaría porque le ha permitido trabajar y seguir “poniendo el hombro” para que las cosas salgan bien.
“Para mí, la UDEP significa espíritu; porque se siente algo muy fuerte, que siempre ha estado presente, que te envuelve y te transmite. Lo siento todos los días. Por eso; he estado aquí; y, quizás, eso es lo que también sintieron los que iniciaron este sueño”, enfatiza Wilfredo.
Ahora, que ha llegado el momento de decir adiós a la universidad, se despide con gratitud en el corazón y con la satisfacción de haber cumplido una misión importante. Espera estar más tiempo con su esposa Fanny y compartir más con sus hijos y sus seis nietos.
¡Gracias, Wilfredo! La UDEP siempre será tu casa.